viernes, 26 de febrero de 2010

Amaría

Mujer hermosa
que das la vida por todos
sin pedir nada a cambio,
porfavor nunca olvides:
Da la vida por todos
Dala también por ti.

Muere de amor o muere de odio;
muerete
no me importa
pero convencida siempre
de por qué te has de morir.

Sigue tu camino,
el de las piedras verdes que tú ves azules,
sigue tu camino que,
como todo buen río,
acabará en el mar
donde las penas se lavan
con las olas
que se van
donde las penas vuelven
con las olas
que regresan.

Marca tu paso
segura, como un reloj.

Vete lejos
que las fronteras no existan para ti.
Aquí, solo en la sombra sin ti:
te extrañaré.
Como te pido que nunca olvides yo no te olvido
como te pido muchas cosas y tú sin pedir nada a cambio las das.

Nunca olvides, ser humano:
Estás hecha de lo que se hacen los sueños
que haces soñar a todos,
que no hay palabras que te expresen,
porque eres eso que está allí
y que es
y no es:
Inexplicable.
Eres más de mil imágenes,
ni los alemanes, que tienen palabras para todo,
tienen palbra para ti.
"Divina" podría decir
sin insultar a los dioses,
aunque eso significaría aceptar que existen
y darles crédito por ti:
Halagarlos y quitarte el honor que mereces
por, apesar de todo, ser quien eres.

Te pido también,
que cuando la vida nos vuelva a juntar
porque tú te has ido
porque el mundo es tuyo
y ha de rendirte tributo:
Yo no te reconozca.
Te pido en pocas palabras que no seas tú,
que, al volver, seas otra mujer:
Que hable otro idoma, que tenga otra cara, otra raza, de otro tiempo, de otra historia;
pero que en tu risa
se vea que estás viva
más viva que nunca
y más dispuesta a morir que siempre.




A María.

martes, 3 de noviembre de 2009

Luna artificial de noviembre: 18:53 3-2009

domingo, 1 de noviembre de 2009

Hay días en que te recuerdo y dueles: en el fondo, muy adentro, donde nadie alcanza, ni siquiera yo.
Esos días tienen un nombre, o varios: Domingos, veintitrés, lluviosos, largos.
En cambio hay días en que no te recuerdo y es entonces cuando dueles más.

viernes, 30 de octubre de 2009


La muerte en rebanadas HOY GRAN ESTRENO:


Por favor "COPEREN"

domingo, 18 de octubre de 2009

Inés

¿Qué es esto que nos separa? no puedo sentire.

Acostados en la cama no nos tocamos, hoy te miro dormir envuelta por la sábana que nos separa. A partir de mañana la historia, nuestra historia, va a cambiar totalmente. Mañana te pediré que seas mi esposa, Inés. La noche es fría, el otoño está sobre nosotros, el viento sopla hacia el norte, hacia tus tierras de donde has huido para llegar hasta aquí, a este lugar, a este momento de tu vida.

Son ya diez años desde que te vi sentada en aquella banca del parque, esperabas a alguien me dijiste, pero no te molesto que esperara contigo, nadie llegó ese día y me dejaste acompañarte a tu casa. -¿Y usted todavía vive con sus padres?- No conseguí la respuesta que esperaba. No fue un "no" o un "sí" fue una sonrisa que no podré jamás olvidar. -Mañana no voy a esperar a nadie en el parque a las 6- y la puerta se cerró. En aquel tiempo no me preocupaba demasiado por la vida, pocas cosas me mantenían entretenido, sólo el tiempo separaba un día de otro.

Dieron las seis de la tarde, ese día yo era el que esperaba, el sol se ponía, los pájaros comenzaban a olvidarse de cantar, los últimos niños que aun quedaban en el parque empezaban a irse, el frío comenzó a bajar y las luces que marcan el principio de la noche comenzaban a encenderse. Una figura femenina se dibujo a lo lejos, recordé el lunar que vi en tu espalda el día anterior que en la noche no me dejó dormir. Conforme la figura tomaba forma mi corazón comenzó a acelerarse. -No debe ser ella que sólo fue un sueño la vida no es tan buena-. Apareciste entre la noche, cubierta por la obscuridad como un augurio de que me harías sufrir, y a pesar de haberlo entendido ese día decidí ignorarlo por siempre.

Cuando me llevaste a conocer a tu familia no volví a ser el mismo contigo, lo sé y lo siento. Tus tres hermanas me miraban como si intentaran encontrar algún defecto y yo, por más que tratara de ocultarlos todos, sabía que alguno encontrarían y lo comentarían como si fuera el más grande de los pecados, aunque fuera que soy intolerante a la lactosa. Tus padres me trataron tan amablemente como seguro los obligaste. Al llegar a dormir esa noche hicimos el amor como nunca antes, tú estabas triste por recordar como te trató tu familia siempre. Me comentaste cuando volví con el carro que me odiaban, que te lo habían dejado muy claro y que querías pasar el resto de la vida conmigo. Ese día fue que tome la decisión de cuidarte siempre.

A tu lado, una noche veraniega en la playa, mientras roncabas te vi sonreír en tus sueños y decir un nombre: "Gabriel" una y otra vez "Gabriel, Gabriel, Gabriel". Esa noche no dormí un segundo, el mar me arrullaba y en mi cabeza un remolino repetía el nombre "Gabriel, Gabriel, Gabriel". Durante el desayuno no pude evitarlo: -¿Quién es Gabriel?- Tú, fresca como siempre, sonreíste y me miraste -¿Por qué quieres saberlo?- Te conté que no había dormido en toda la noche y lo que había pasado por mi cabeza, me invitaste a una hamaca contigo y dormimos hasta la hora de la comida. -Gabriel es el nombre de mi primer hijo- Dijiste cuando me desperté y me mirabas. Tres hijos, un niño y dos niñas, ese era tu plan, ese y un gato cada doce años lo tenías todo planeado.

Llego la mañana y como siempre despertaste antes que yo, una vez más no me dormí sino hasta muy tarde mirándote. Cuando desperté el olor a café lo invadía todo excepto tu almohada, recoste la cabeza sobre ella e inhalé profundo, nunca he sido bueno con el romance, creo que en parte eso te gusta de mí. -¿Te quieres casar conmigo?- grité.

El día de la boda un velo nos separaba, cuarenta minutos de mirarte sin poderte besar fueron una tortura. Cuando oí las palabras "puede besar a la novia" ya lo estaba haciendo. Nuestro primer hijo llegó pronto: Gabriel. Un año después Anna y al siguiente Isaac. No fueron un niño y dos niñas pero eramos felices, nunca compramos el perro.

Gabriel abraza a Anna en la esquina del cuarto, Isaac toma mi mano izquierda, y yo con la derecha toco una tela húmeda que está sobre tu cuerpo. ¿Qué es esto que nos separa? no puedo sentiré. El hombre de la funeraria cierra el cajón y el proceso de incineración comienza.

Hoy desperté sólo por primera vez en más de treinta años, abrí el refrigerador y mire adentro, en el estante del centro, justo a la izquierda de la puerta vi un cartón de leche y el augurio de aquella noche se cumplió.

sábado, 17 de octubre de 2009

Un hombre mira una ventana esperando que la mujer que ama se asome.
Una mujer mira el teléfono esperando que el hombre que ama la llame.
A las doce abos miran el reloj y el silencio equivocado les parte el corazón.